Antropomancia

Métodos de adivinación | 06/06/2023 |

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El nombre de antropomancia, por mal que suene, no deja siquiera entrever todo lo que oculta tras él. Quizá sea más indicador de la naturaleza de esta forma adivinatoria el nombre de nigromancia o necromancia.

Antes de seguir adelante con las explicaciones de una forma de predicción ya, por fortuna, extinta, veamos el origen de las tres palabras, que puede ayudar en gran medida a comprender su naturaleza: el sustantivo antropomancia proviene de antropos -hombre- y manteia -adivinación-. Hasta aquí, nada repugnante ni tétrico. Vayamos con el segundo nombre, Nigromancia, del latín niger (negro/a) y menteia -de nuevo, adivinación-. A pesar de que una traducción aproximada (adivinación negra) nos lleva a rincones más tétricos de nuestra imaginación, no es hasta que analizamos el origen del tercer sinónimo cuando nos damos cuenta de todo lo "negro", tétrico y escalofriante de esta práctica:

"Necromancia", dejemos de lado la segunda parte de la palabra, puesto que ya conocemos su traducción y everigüemos qué significa la partícula griega "necros". La respuesta es "muerto". Por lo tanto la antropomancia se refiere al conjunto de técnicas adivinatorias realizadas tomando como objeto de estudio un cadáver humano. Si el cuerpo en cuestión perteneciera a alguien fallecido por ortas causas, le restaría una buena parte de horror al hecho en sí. Pero no es éste el caso, ya que se sacrificaba a la persona para hallar el futuro en la energía que irradiaba el cadáver, y no sólo en la disposición de sus entrañas.

La antropomancia, una práctica histórica.

Históricamente, Nerón, Heliogabalo o Menelao recurrieron a este método para saber qué sería de ellos. El hecho de que se diga que personajes tan destacados recurrían a los nigromantes da a entender que se trataba de una práctica relativamente común en otras épocas, aunque hoy en día no se practique, al menos de forma descubierta, en ninguna cultura.

En cualquier caso, la figura del nigromante sí que ha trascendido hasta nuestros días, sólo que en lugar de ser un adivino o un augur, la literatura y los videojuegos lo han convertido en otro tipo de personaje. El imaginario nigromante actual suele ser una especie de mago capaz de interactuar con los muertos, devolviéndoles incluso la vida. Nada que ver con el real, el que existío (esperemos que solamente) en tiempos pasados: un hombre a la orden de sus superiores que sacrificaba una vida humana y, tras ponerlas al descubierto, hurgaba en las entrañas de su víctima porque suponía que en ellas iba a ver qué le ocurriría a su amo.

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